noviembre 15, 2019
Los grandes atletas, especialmente a los más famosos los vemos como personas que hacen hazañas extraordinarias, porque todo su talento, y porque su genética se lo permite.
Es comprensible que los veamos así, porque los vemos desde mucha distancia y como si estuvieran muy separados de nosotros.
Esto es un error.
No solo esto no es completamente cierto, muchos de los mejores atletas no se ven de esa manera así mismos tampoco. Matt Fraser por ejemplo, campeón de los CrossFit Games, hace unos meses comentaba que no le gustaba que lo vieran como un superdotado físicamente, porque se pasaba por alto todo el trabajo, esfuerzo y tiempo que durante tantos años le ha dedicado a perfeccionarse en su entrenamiento.
Esto es cierto para los atletas de los Games, son el resultado de cada sesión invertida en ellos mismos. Cada ocasión que optaron por comer al más alto nivel. Cada noche que se acostaron temprano para rendir más el día siguiente.
Piensa todas las veces que te has embarcado en algo importante, un examen de título, el nacimiento de un hijo, y tantas otras cosas en donde te has sacrificado mucho más de lo normal.
Los grandes atletas no son distintos a nosotros. Son como nosotros.
Los mejores atletas son personas comunes y corrientes con una pasión por mejorar.
Y mejorar no se trata de estar en más portadas de revistas, o de cuántos seguidores tienen en Instagram. Es ponerle esfuerzo, sudor y hasta a veces sangre, para llevar tu potencial a otro nivel, física, mental y espiritualmente.
Darlo todo, como las atletas de los Games:
Que eso te inspire. Y trata de seguir ése ejemplo hoy y siempre, porque tú también puedes.
Sigue mejorando, es el único camino.
-Pável Sáenz