Gustavo tiene 45 años, está casado hace varios años y padre de 3. CrossFit lo ha hecho bajar de peso, tonificarse y ganar mucha fuerza.
De CrossFit no sabía mucho.
“No había escuchado de la actividad, no la conocía, no sabía que era el CrossFit, antes había estado en GYM tradicionales, pero terminaba aburriéndome porque se hacía monótono, si no pagabas un personal trainer no había resultados y podías estar haciendo una misma rutina por meses y eso termina aburriendo” comenta.
Supo de CrossFit Santiago por amigo con el que jugaba futbol. Vino a conocer y se enganchó de inmediato, recuerda alegremente sus primeras sesiones con los Coach Favián y Nicolás y puntualmente una clase con la Coach Denisse donde le ocurrió algo cómico:
“Era con sentadilla……. Se me rajaron los pantalones y la clase estaba compuesta por casi puras mujeres, hoy entreno por lo general con el Pipe, un mostro y una mejor persona y eso hace ya más de un año y aquí estoy aun, no hay rutina, siempre hay un nuevo desafío, siempre hay algo nuevo por hacer, sin duda una gran decisión”.
Gustavo siempre ha sido muy aventurero y extrovertido, se le conoce en la clase por darle un toque distendido con todos sus compañeros sin dejar de lado su concentración al entrenar. Reflexiona sobre rodearse con personas de todas las capacidades y experiencias en CrossFit Santiago.
“Soy de una generación distinta a la de hoy, a la que le costó más todo, no habían redes sociales, había que esperar un lento para atinar con una mina, si querías hacer una junta había que coordinar personalmente, con suerte teníamos teléfono fijo, escuchábamos Casette, tener un personal stereo era la raja, entrar a la universidad era casi una utopía”.
Reconoce que los beneficios mentales que le ha traído el entrenamiento han sido cruciales para relajarse, olvidarse del estrés por todo el cariño que emanan los coach y los compañeros de clase.
Antes de CrossFit su estado físico estaba por el suelo como se dice:
“La verdad que no era de los mejores, solo tenía como actividad Jugar Futbol 1 o 2 veces por semana, me agitaba más rápido y los tiempos de recuperación eran mayores, hoy hago deporte casi todos los días, me siento más sano, con más ganas, con más fuerza, como de 15 (ríe)”.