Rocío tiene 28 años, toda su vida fue sedentaria, CrossFit le ha servido para confiar en sí misma.
“Ya no me canso como antes, soy más ágil, adelgacé progresivamente y sin grandes sufrimientos, en especial con mi primer desafío de burpees. Aprendí a comer mejor, del modo en que mi cuerpo necesita, tengo una salud mucho más estable” comenta.
Una amiga la motivó a comenzar con CrossFit, probó y se enganchó altiro.
Había probado otras disciplinas, incluso el gimnasio tradicional pero nada le daba resultados duraderos. La mantenían ocupada pero no la llenaba como ella esperaba. Tuve que revertir una vida de hacerle el quite a la actividad física, hasta que temas de salud con problemas de insulina tornó la necesidad en algo de primera necesidad.
“De niña fui negada para el deporte y no tuve a mi alrededor personas que pudieran estimularme a superarme, a no avergonzarme por no poder hacer algo, en fin, a disfrutar de hacer ejercicio. Y que eso ya no sea así se lo debo a esto, y en especial a mi primera e histórica Coach, Denisse. Hice falsificativos para no hacer Educación Física” agrega.
Sin embargo, destaca algo muy importante:
“Creo que lo más importante que me ha dado CrossFit es que el no poder hacer algo no significa que no sirvas para eso, sino sólo que no lo has intentado lo suficiente. Es sólo una dificultad que hay que sortear, y para mi sorpresa, eso se reflejó también en todos los demás aspectos de mi vida.”
Hay que destacar que Rocío es una de las pocas alumnas en la historia de CrossFit Santiago que completó exitosamente el Desafío de Burpees (x 2) una hazaña que implica hacer más de 10,000 burpees en 100 días.