Todos sabemos que el reloj sigue avanzando, queramos o no.
Y a pesar que cada decisión repercute en nuestro futuro, a veces no tomamos con seriedad las que están más lejos en el reloj del tiempo.
Por eso, pocos ahorran para la vejez. Por eso, los menos se ocupan de su salud hoy día. Por eso, no muchos toman las opciones más saludables para sus hijos.
De alguna manera pensamos que el fin de cada uno de nuestros relojes está muy lejos, cuando en realidad lo que dice Seneca en sus cartas a Lucilio apunta a tanta verdad:
«Hemos de comportarnos no como si tuviéramos que vivir para el cuerpo, sino como quien no puede vivir sin él».
Nuestra labor como líderes (todos los somos de alguna manera), es ser ejemplo para nuestros seres queridos, para nuestra propia convicción personal, para la integridad global.
El reloj no lo podemos detener, pero podemos aprovechar cada para elevarnos aún más.